LA MAYOR DE LAS INJUSTICIAS. |
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"Información Privativa del Cuerpo Número 5/35/T./ 1947" |
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Hay historias que por mucho que se empeñen en ocultar, por mucho que se afanen en distorsionar, jamás dejarán de estar vivas y de gritar incesantemente que llevan encerradas una injusticia. Este es el caso de Juana Rodríguez Chaparro, mujer de Guardia Civil que desapareció violentamente en la impunidad de la noche de la Casa-Cuartel de la Guardia Civil en La Unión Murcia.
Con mi Madre, cometieron la mayor de las injusticias: no sólo me dejaron sin Madre, sino que la condenaron a su no "existencia", al negarle a sus hijos, el SAGRADO DERECHO al recuerdo aún cautivo de su Madre.
Sólo aparecen algunos textos, los cuáles, dan fe a mi testimonio. Textos fotocopiados de la información privativa del Cuerpo Número 5/35/T./1947 donde se desprende de los mismos, la supuesta implicación de varios miembros del Cuerpo en la desaparición de mi madre.
En la presente información número 5/35/T./1947, en el folio 69 dice:

<al folio 41V dice:

Al folio 64 dice: "Temiéndose haya puesto fin a su vida..."

Información del Instructor. al folio Número 47V dice:

EMILIA JOVÉ HERNÁNDEZ,
esposa del Guardia segundo de este Puesto. JUAN NICOLÁS FERNÁNDEZ,
en el folio 11 dice:

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La guarnición del cuartel de la Guardia Civil de La Unión 1947.
En el centro el capitán Andrés de Pedro, a su izquierda el teniente Enrique Rodríguez, a continuación el cabo jefe de puesto Cayetano Segura. El tercero por la izquierda, de pie, es José Pozo.
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Mi Madre. La que me Robaron |
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Estamos ante una desaparición forzada, en la que todos los indicios, señalan como responsables directos a miembros del Cuerpo, los cuales, tal y como se refleja en la documentación facilitada, contribuyeron con su conducta, a la desaparición forzada de mi madre así, que con su cuerpo, pudieron hacer lo que creyeron conveniente en cada momento. Es evidente, que una persona ya cadáver o en un estado de inconsciencia provocado por los malos tratos recibidos, cosa que sucedía asiduamente con mi madre, dentro de esa casa-cuartel, no puede por si sola desaparecer voluntariamente, teniéndose la impresión, que mi madre, de haber salido de esa Casa Cuartel, lo hizo ya cadáver.
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